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Este día, tras el nombramiento del Obispo Edward J. Burns como 8vo. Obispo de Dallas, iniciamos un nuevo capítulo en la historia de la Diócesis de Dallas. El Obispo Burns hereda una diócesis floreciente, dinámica y diversa, una que cuenta con miembros del Cuerpo de Cristo de todos los rincones del mundo, muchos de ellos con profundas raíces en el Norte de Texas durante muchas generaciones.
El Obispo Burns trae una gran energía y entusiasmo a este nuevo trabajo y pedimos al Señor que le conceda un buen comienzo al iniciar su ministerio como nuestro pastor principal y lo sostenga hasta el final. Bajo su liderazgo podremos continuar aumentando nuestro amor por Jesús, quien nos ha llamado por nombre, a cada uno de nosotros para que le sigamos.
Que aumente el amor de unos por otros y nos acompañemos mutuamente en este camino desafiante y alegre, ayudándonos a realizar el trabajo que el Señor nos llama a hacer. Que nos acerquemos a los demás, especialmente a los que sufren, en nombre de Jesús, para que seamos los discípulos misioneros que el Papa Francisco nos desafía a ser. Y que todos podamos llegar al destino que el Señor tiene para nosotros: estar con él para siempre «santos entre los santos del cielo» y le veamos cara a cara.