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Los resultados de las elecciones presidenciales han creado gran incertidumbre y ansiedad acerca del futuro y la forma en la que el resultado afectará el ministerio y la vida de la iglesia Católica en los Estados Unidos y en la Diócesis de Dallas.
Lo importante es que recordemos que dicho resultado no cambia nuestra misión.
No cambia el Evangelio de Jesús ni su llamado a que le sigamos — a vivir nuestra fe Católica: predicar el Evangelio y cuidarnos unos a otros, especialmente a los más vulnerables. El pasaje de San Mateo 25,31-45 no ha sido eliminado o vuelto a escribir excluyendo a nadie.
Las obras corporales de misericordia — alimentar al hambriento, vestir el desnudo, dar la bienvenida al extranjero, etc., aun es lo que estamos llamados a hacer. Aun somos llamados a defender la dignidad de cada persona y ayudar a los más vulnerables, especialmente a los no nacidos, los inmigrantes y refugiados, las personas mayores, los pobres, los excluidos, aquellos a quienes el Papa Francisco tan a menudo se ha referido como los descartados de la sociedad.
Asimismo, San Pablo recuerda a Timoteo (1 Tim 2, 1-2) que debemos orar por nuestros líderes civiles cuando le dice, » Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y de tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna». También podemos hablar y actuar hacia cada persona como un hermano o hermana con el respeto que se merecen, incluso si no estamos de acuerdo con ellos en cuestiones importantes.
En la proclamación del evangelio no ayuda la falta de valentía al defender la verdad; tampoco ayuda la falta de caridad. En definitiva, no seremos juzgados en referencia a cómo fuimos tratados sino a cómo tratamos a los demás. El Evangelio nos da una orientación clara, «cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo» (Mt 25,40).
Oremos en todo momento por la paz y la comprensión en nuestro país y en nuestro mundo.